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  • Foto del escritorRicardo Morales

Conflictos y desastres naturales = ¿hambre e inseguridad alimentaria?

La inseguridad alimentaria aguda afectó a más de 124 millones de personas durante 2017 (en 51 países), cifra superior a los 108 millones de personas afectadas en 2016 (en 48 países). Los dos principales catalizadores detrás de esta crisis: desastres climáticos y conflictos.

 

Para 2017, en 23 países los desastres climáticos (principalmente, sequía) fueron el principal detonante de #InseguridadAlimentaria, seguidos de la existencia de conflictos armados, en 18 países, de acuerdo con datos del Informe Global sobre Crisis Alimentarias en sus ediciones 2017 y 2018.


Este escenario podría empeorar durante 2018, considerando la alta vulnerabilidad de la producción agropecuaria a la #sequía y la baja expectativa de resolución de conflictos.


A corto plazo, la ayuda humanitaria es urgente: en algunas regiones, la crisis alcanza nivel de #hambruna, mientras que en las regiones con presencia de conflictos viven el 75% de los niños con retraso en el crecimiento.


La pérdida de alimentos y producción agropecuaria por conflictos y desastres naturales supera, en cantidad, valor y volumen, la ayuda humanitaria. Por mucho.

A mediano plazo, es evidente que los sistemas de producción, distribución y suministro de alimentos deben dar un viraje.


Alcanzar la #SeguridadAlimentaria en estas condiciones y latitudes demanda un cambio en el sistema de producción de alimentos que va mucho más allá de mejorar los modelos productivos y demanda múltiples acciones urgentes, entre ellas: la adaptación de la producción agrícola y pecuaria al #CambioClimático, fundamentar la planificación agropecuaria en vocación productiva y condiciones locales, así como la inclusión social en los sistemas de producción.


La producción de alimentos es el principal usuario de #agua y #suelos a nivel mundial: Alrededor del 35% de la superficie terrestre libre de hielo y 70% de las extracciones de agua dulce están destinadas a ello.


La competencia y los conflictos por estos dos recursos son crecientes e insostenibles, aún en regiones alejadas de conflictos y con menor vulnerabilidad a fenómenos asociados al clima. Cuando añadimos estos dos factores, las consecuencias suelen magnificarse drásticamente.


Existen casos de éxito en desarrollo en donde la agricultura ha contribuido a mantener la paz como modelo de inclusión social y fuente de acceso a la #SeguridadAlimentaria.


Entre los ejemplos más notables están Ruanda y Bosnia-Herzegovina, en donde sociedad civil, gobierno, organismos internacionales y agencias de cooperación han logrado progresos significativos hacia la paz y la seguridad alimentaria: los sistemas de producción de alimentos, con un enfoque de inclusión social y sistemas resilientes, han logrado contribuir a los procesos de pacificación, tras los crueles episodios que vivieron en la década de los 90s. Aunque ambos países tienen aún retos pendientes hacia la #SeguridadAlimentaria, su evolución ha sido notable.


Por otra parte, existen varias tareas pendientes en el sector primario a nivel mundial para contribuir a la #SeguridadAlimentaria y la #Paz (que no son una excepción en estos casos). Algunas de ellas:

  • Acceso a tierras (incluyendo derechos de propiedad), y #RecursosHídricos (acaparados frecuentemente por unos pocos) en condiciones de equidad con una gestión y uso responsable.

  • Restauración, remediación y regeneración de suelos, dañados principalmente por insumos químicos en explotaciones agroindustriales.

  • Frenar la expansión de la frontera agrícola, causa #1 de cambio de uso de suelo a nivel mundial.

  • Transición a modelos productivos agroecológicos (incluyendo silvopastoriles y agrosilvopastoriles), orgánicos y de policultivo.

  • Sustitución de insumos químicos por biológicos y/o naturales.

  • Modificación en los patrones de alimentación (particularmente, una menor dependencia de proteína animal),

  • Eficiencia en las cadenas de transformación y distribución.

  • Y la reducción del desperdicio de alimentos, por nombrar algunos casos.



Invertir en sistemas sostenibles de producción de alimentos, con un carácter incluyente, no solo permite fortalecer el acceso y distribución de alimentos, acercándonos a la #SeguridadAlimentaria, también crea resiliencia ante #CambioClimático y puede reducir el riesgo de recaída en conflictos e, incluso, evitarlos en algunos casos.


Entre más fuerte sea el sector primario, tendremos menor vulnerabilidad: en la mayor parte de las regiones con altos niveles de pobreza y presencia de conflictos, la agricultura es el principal sector económico y la más importante fuente de alimentos.

Fuentes:

- Informe Global sobre crisis alimentarias 2018, de la Red de Información para la Seguridad Alimentaria (FSIN, por sus siglas en inglés), disponible como reporte completo en inglés, conclusiones en español y un sitio interactivo.

-Cáritas (Suiza). Programa de País, Bosnia - Herzegovina: https://www.caritas.ch/en/what-we-do/worldwide/country-programmes/country-programme-of-bosnia-herzegovina.html

-Instituto Nacional de Estadística (Rwanda). http://statistics.gov.rw/publications/article/food-security-improves-rwanda-despite-challenges

-FAO (Roma). Marco Corporativo de FAO hacia la paz sostenible en el contexto de la #Agenda2030: http://www.fao.org/3/I9311EN/i9311en.pdf

-FAO (Roma). Ayudar a los agricultores contribuye a la paz: http://www.fao.org/news/story/es/item/1148054/icode/

-The Economist Intelligence Unit. Global Food Security Index: https://foodsecurityindex.eiu.com/Country


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